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sábado, 13 de febrero de 2021

Reseña: Saint Maud

Director: Rose Glass

Guion: Rose Glass

Año: 2021


“Saint Maud” estaba pautada para estrenarse en abril del pasado año y se rumoraba entre los que tuvieron acceso temprano a ella que sería una de las grandes películas del 2020. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 forzó a los cines a cerrar sus salas y al estudio A24 a retrasar su estreno hasta que el panorama fuese más favorable para sus recaudos. Dado que no se sabe cuándo los cines podrán volver a operar a plena capacidad, A24 decidió estrenarla este año y apostar por la modalidad de drive-in y el acojo que han tenido las películas en plataformas digitales.


En “Saint Maud”, Maud es una enfermera que comienza a atender a una paciente cuyo panorama indica que está cerca de morir. Sus fuertes convicciones religiosas la llevan a querer salvar el alma de su paciente, pero sus buenos actos se convierten en una obsesión. Maud cada vez está más convencida de la presencia de algo divino y su obsesión religiosa comienza a dar duros golpes a su estabilidad mental. 



La pregunta en boca de todos los que hemos estado esperando con ansias esta película es si vive a la altura de las expectativas creadas por su mercadeo. Pues la respuesta es un rotundo y decepcionante no. Comencemos por que ni siquiera clasificaría a “Saint Maud” como una película de horror, más bien como un suspenso psicológico de profundo estudio de personaje que explora el deterioro mental de una mujer obsesionada con la religión. Luego queda por considerar su valor artístico y su factor de entretenimiento.


De su valor artístico no hay dudas. Desde el comienzo deja ver las vibras artísticas que han caracterizado las producciones de A24, como la importancia que se le da a la cinematografía, el ambiente y el simbolismo en cada toma que presenta. Su elenco compuesto por mujeres casi en su totalidad (y sumando que la directora y escritora también es mujer), hace un trabajo fenomenal, con poderosas interpretaciones por parte de Morfydd Clark (“Crawl”) y Jennifer Ehle (“Little Man”) que te meten de lleno en la psiquis de los personajes. Elogios también a la directora Rose Glass por logran tan buen trabajo en dirección en su largometraje debut, el cual lleva a ser optimista con el futuro de esta joven cineasta.


Donde “Saint Maud” se desmorona es en el factor entretenimiento. La película es una de cocción lenta y en este tipo de películas lo que la lleva al éxito o al fracaso es como resuelve la tensión que va acumulando durante su desarrollo. El primer problema es si crea mucho interés por sus personajes, pero no crea suficiente tensión. Luego, cuando debe aprovechar la tensión que logró generar y nuestro interés por los personajes, ofrece una resolución sosa, que no recompensa al espectador por su paciencia en el lento desarrollo. 



Esta película guarda muchos paralelos con “Relic”, otra de esas películas que se mercadearon como la nueva gran sensación en el horror, pero que terminaron siendo decepcionantes. Por un lado, ambas tienen un elenco casi exclusivamente compuesto de mujeres, incluyendo a la directora y guionista, lo cual es refrescante ver en el cine en general. Por otro lado, ambas películas se enfocan tanto en su lado artístico y simbólico que se olvidan de ofrecer una experiencia de entretenimiento, aun con lo deprimente de la temática que ambas trabajan, lo cual opaca sus objetivos.


“Saint Maud” es el más reciente ejemplo de mercadeo engañoso, donde se nos ofreció una obra maestra en el horror, pero ni siquiera recibimos una película de horror. A todos esos que la consideran una obra maestra en el horror, les urjo a que vean “Hereditary” y “The Witch”; luego regresen y traten de convencerme de que “Saint Maud” merece un hueco entre estas. Estoy en el punto medio con esta película principalmente por el gran desempeño en actuación y cinematografía, pero desde el punto de vista del entretenimiento, es tan aburrida como estar muriendo.




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