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sábado, 20 de abril de 2019

Reseña: The Wind

Director: Emma Tammi
Guion: Teresa Sutherland
Año: 2019

Sinopsis: Lizzy y su esposo Isaac viven en una desolada pradera estadounidense en el siglo 19, donde el viento nunca para de rugir. Lizzy comienza a sentir una presencia sobrenatural y que su esposo considera superstición. Una vez llega una nueva pareja a estas tierras, comienza a desatar una cadena de eventos que reafirman en Lizzy el que una presencia ronda este lugar y la acecha.

“The Wind” mezcla el cine de horror con el estilo de “spaghetti western” y roba algunos elementos del folk horror.  Aunque esta combinación puede sonar extraña, en esta película resultan muy satisfactorias. Uno de los muchos puntos a favor que tiene esta película es la riqueza y estética cinematográfica y esta combinación de estilos es fundamental para esto. Tanto la preciosa cinematografía junto con la disonante música de fondo crea un sentido de soledad y terror que juega un papel muy importante en el desarrollo de la trama.

La escena de apertura de “The Wind” comienza en un tono muy alto y oscuro. Si eres observador o si no es la primera vez que ves la película puedes notar mucha simbología en esta escena que establece el tono de lo que será parte de la problemática del resto de la historia. Esta escena carga mucha fuerza y hace un buen trabajo en poner al espectador en alerta desde el primer minuto e interesarlo en lo que lleva a este momento. Luego de esta escena la tensión baja considerablemente y se dedica a ser un estudio de personaje sobre la protagonista Elizabeth (Lizzy).

En este estudio de personaje tenemos la historia vista desde la perspectiva de Lizzy. La problemática principal circula alrededor de la soledad en las praderas del oeste de los Estados Unidos en el siglo 19 y cómo las personas que viven en estos lugares pueden acoplarse a un estilo de vida solitario y hostil. La parte interesante de todo esto es que la historia es presentada por narrador no confiable, ya que está vista desde la perspectiva de Lizzy, y siempre queda la duda de si lo que está viendo es real o si es producto de su imaginación. La otra parte interesante es que la película no está contada de forma cronológica o lineal, sino que salta mucho entre periodos temporales sin aviso.

Por lo regular no soy partidario de este tipo de películas que salta a diferentes periodos de tiempo sin aviso. Esto puede resultar sumamente confuso y puede perjudicar el cómo el espectador entiende la historia. Este problema también ocurre en “The Wind”, donde me tomó bastante tiempo el entender las claves visuales que indican en qué periodo de tiempo se encuentran. Por parte de cómo el espectador entiende la trama, esta película se esfuerza en que el espectador se encuentre en una constante lucha por decidir si lo que ocurre es real o no, y estos saltos de periodos ayudan a fomentar esta sensación de confusión y debate mental.

Como ya mencioné, una de las cosas que más resalta en esta película es la cinematografía. La directora Emma Tammi (“Fair Chase”) le presta mucha atención a los detalles y se nota que la película completa se trabajó con mucho cuidado. La forma en que se presentan las escenas es tanto estéticamente impresionante como llenas de simbolismo, tanto así que con una sola vez que se vea la película no se puede apreciar por completo. Muchas de estas tomas llevan el mensaje de la soledad que se vive en este lugar y las actuaciones apoyan los efectos que tiene en las personas. El elenco compuesto de Caitlin Gerard (“Insidious: The Last Key”), Julia Goldani Telles (“Slender Man”), Ashley Zukerman (“The Pacific”) y Dylan McTee (“Roswell, New Mexico”) hace un trabajo impresionante en llevar este mensaje, en particular Gerard, quien interpreta a Lizzy y es quien está más tiempo en pantalla y quien tiene la responsabilidad de que el espectador se interese por ella, al igual que de mantener la ambigüedad entre sucesos sobrenaturales o psicológicos.

“The Wind” logró captar mi atención desde el comienzo y aun en las partes más lentas me mantuvo interesado gracias a su exquisita cinematografía y actuaciones. Aunque se desarrolla de forma lenta, empieza a tomar más sentido y movimiento cerca de la mitad de la película y recompensa de sobremanera por ese desarrollo paulatino. Requiere mucha atención del espectador para entender lo que sucede y verla una vez no basta para unir todas las piezas del rompecabezas de la historia que presenta Teresa Sutherland (“The Orphan”), pero vale la pena. Mientras más pienso en la película más me gusta y más ganas me entran de volverla a ver. Por mi parte queda altamente recomendada, sobre todo para los que les gusten las películas que desarrollen a fondo los personajes, sus situaciones y su entorno.




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