Guion: Danishka Esterhazy
Año: 2019
En un momento en el que las mujeres gozan de más derechos que nunca en la historia (aunque aún quede mucho camino por recorrer), se está haciendo popular el tema de la estudiar en el cine como las mujeres han vencido la opresión. Esto se da tanto en el lado verídico como en el fantástico. En el lado fantástico, que es el que hoy nos compete, aparece esta historia basado en un futuro distópico.
En “Level 16” Vivien es una joven de dieciséis años atrapada en la Academia Vestalis, un internado estilo prisión, manteniéndose en sus propios asuntos y sin arriesgarse por nadie. Esto es así hasta que se reúne con Sophia, una antigua amiga que la traicionó. Juntas ambas jóvenes comienzan una peligrosa búsqueda para descubrir la horrorífica verdad detrás de su reclusión. Pronto tienen que correr para salvar sus vidas o morir en el intento.
“Level 16” se presenta queriendo ser una idea innovadora, pero que no deja de ser una variante de una idea que ya hemos visto. Mi propósito con esto no es decir que la historia es una copia o que no es entretenida, solo llegar al problema principal de esta que radica en mantenerse siempre en el lado seguro y arriesgar muy poco. Me parece una historia con mucho potencial desaprovechado.
Algo que la directora y escritora Danishka Esterhazy (“Black Field”) hace muy bien es en hacer al espectador parte de la historia. En todo momento la historia se desenvuelve dentro de la academia, principalmente siguiendo el desarrollo de Vivien, interpretada por Katie Douglas (“Mary Kills People”). Los eventos que tienen lugar y la información que se tienen de este lugar vienen de la rutina diaria de estas jóvenes a la que somos expuestos. Una vez Vivien y Sophia, interpretada por Celina Martin (“iZombie”) comienzan a investigar lo que ocurre en este lugar, la información se nos da a la misma vez que ellas la descubren. Esto logra que algunos giros sean inesperados y que funcionen bien para mantener la trama interesante.
Los visuales también se trabajan muy bien para llevar el sentimiento de las jóvenes en este lugar. Los colores claros y sobrios, en especial las tonalidades de gris, son simbólicos de una rutina monótona y una actitud dócil. Lo único radiante en ellas es la esperanza de ser adoptadas, una promesa que se les hace desde que llegan a este lugar y para muchas es lo que las lleva a ser dóciles y obedientes. Las actuaciones son fundamentales para llevar este sentir, siendo todas correctas, en particular las de Douglas y Martin que son las encargadas de mover la historia.
“Level 16” no es una mala película, pero sí tienen mucho potencial desaprovechado. Nunca despunta como película de horror ni de ciencia ficción y siempre se mantienen como suspenso y en terrenos seguros. Me quedé deseando ese momento inquietante que llevará este estudio de opresión y liberación femenina a otro nivel, y en los momentos en que tienen esa oportunidad decide irse por el lado convencional y seguro en vez de arriesgar y traer algo novedoso y osado, lo cual es su gran pecado durante toda su duración.
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