Director: Pedro C. Alonso
Guion: Pedro C. Alonso y Alberto Marini
Año: 2020
El anfitrión de un programa radial sobre política y asuntos sociales es secuestrado en su estudio por un par de violentos hombres. De inicio parece que el secuestro es relacionado al contenido controversial de su programa, pero este no es el caso. A medida que los secuestradores comienzan a darle órdenes al anfitrión se va revelando la razón por la que están haciendo eso y poco tienen que ver con su programa.
Las escenas iniciales establecen el entorno de Jarvis Dolan, enfatizando en los problemas que ha tenido por sus expresiones y posturas en su programa radial. En los primeros minutos conocemos que Jarvis recién fue secuestrado y agredido por expresiones que hizo en su programa, pero que él no está dispuesto a amilanarse, exponiendo un gran sentido moral y compromiso social. Todo lo que se pondrá en duda una vez su estudio es secuestrado y el es obligado a revelar verdades en su programa.
Una vez los secuestradores toman el estudio y comienzan a interactuar, resalta el buen trabajo en las actuaciones del elenco protagonista compuesto por Eddie Marsan (“The World’s End”), Ivana Baquero (“El Laberinto del Fauno”), Richard Brake (“Perfect Skin”) y Oliver Coopersmith (“iBoy”). La dinámica entre ellos da paso al mejor de sus atributos, que es la intensidad con la que se desenvuelven todos los eventos. El que todo tenga lugar en un estudio de radio le da un elemento de claustrofobia e intimidad que junto a las excepcionales interpretaciones y el buen guion del también director Pedro C. Alonso en su debut junto a Alberto Marini (“[Rec]” (productor)) atrapa al espectador durante todo el desarrollo hasta el confuso desenlace. El hecho de que todo el desarrollo se mantenga en un solo lugar y con pocos personajes no evita que se ofrezca una buena dosis de violencia y gore, que es lo suficientemente explícita o sugestiva para hacer las escenas incómodamente realistas.
Una película con un controversial locutor de radio como protagonista es de esperar que contenga mucho comentario político y social. “Feedback” hace eco de problemas políticos y sociales que se viven en Europa y en otras partes del mundo como el conocido Brexit, las agendas políticas y el movimiento #MeToo. El único problema con estos comentarios es que la mayoría no tiene mucha relevancia en el desarrollo y desenlace del problema y aparte de definir el carácter controversial de Jarvis, no tienen propósito.
Ya que me acerco al territorio de las fallas de la película, cabe mencionar la más importante de estas, que es cuán predecible resulta ser. En general la historia tiene buena estructura y ritmo, pero cada giro lo puedes ver venir con mucho tiempo de anticipación y cuando ocurren no tienen el impacto esperado. Sin embargo, su predictibilidad no afecta su intensidad, aunque de ser más sorpresiva hubiese aportado más a este que es su mayor atributo. Otro de sus problemas es que, aun cuando establecen que el programa radial es nocturno, parece irreal que estas personas pudiesen entrar desapercibidos al lugar cargando armas y que nadie se enterara del caos que tienen lugar en el estudio.
“Feedback” utiliza el subgénero de las invasiones en el hogar y le da un nuevo giro, situándose en un estudio radial, pero sin perder la intensidad que define a este tipo de películas. Su intensidad y la calidad en las actuaciones son su mejor elemento el cual es apoyado por los giros que ofrece la historia, algo lastrados por cuan predecibles resultan y un final abierto algo confuso. “Feedback” ofrece una historia intrigante enfatizando en la moral y la hipocresía, para mantenerte al borde del asiento desde el primer hasta el último minuto.
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