Con tecnología de Blogger.

jueves, 26 de marzo de 2020

Reseña: El Hoyo (The Platform)


Director: Galder Gaztelu-Urrutia
Guion: David Desola y Pedro Rivero
Año: 2020

La avaricia y el egoísmo son parte intrínseca de las sociedades, aún después de muchos movimientos para crear sociedades más compenetradas y comprometidas con el bienestar común. “El Hoyo”, también conocida como “The Platform” en inglés, pone como foco de su argumento esta premisa enfatizando en cómo las estratas sociales velan por su propia supervivencia sin preocuparse por lo que sucede en estratas más bajas, un concepto similar al trabajado en la ganadora de tres premios Oscar “Parasite”, pero con un enfoque mucho más oscuro.

El hoyo es un tipo de cárcel vertical donde dos personas comparten cada nivel y cuyo propósito es sobrevivir. Todos los días una plataforma llena de comida baja a cada nivel y se detienen por dos minutos, donde los habitantes de cada nivel tienen la oportunidad de comer lo que puedan antes de bajar al próximo nivel. Cada mes los habitantes del hoyo son cambiados de nivel, lo que aumenta o disminuye las probabilidades de sobrevivir.


Goreng entra al hoyo sin conocer muy bien la dinámica de este lugar con el propósito de dejar uno de sus vicios y conseguir un título acreditado por una universidad. Una vez en el hoyo se da cuenta de la verdadera dinámica del lugar que es muy diferente a lo que se conoce en el exterior. Indignado con cómo se maneja este lugar y como las personas actúan en estas situaciones, Goreng está decidido a llevar un mensaje, pero para esto debe asegurar su supervivencia.

Solo con entender la base de la trama de la película se puede notar el comentario sobre las estratas sociales y económicas que abraza muchas de las culturas modernas. Los de arriba acaparan la mayoría de los recursos velando por su supervivencia mientras los de abajo luchan por lo que queda y aquellos que no lo logren, perecen. Bajar de nivel, como bajar en la estrata social es factible, pero subir es casi imposible, salvo por un golpe de suerte, que en “El Hoyo” se representa con el cambio de niveles cada mes.


En los primeros minutos somos presentados a Goreng (Ivan Massagué; “El Laberinto del Fauno”), a quien seguimos durante toda la película, y a Trimagasi (Zorion Eguileor; “Pikadero”) su compañero de nivel, y las primeras interacciones entre ambos cautivan al espectador por su gran capacidad actoral. De igual forma, el debutante director Galder Gaztelu-Urrutia presenta el soberbio guion de los escritores David Desola (“Almacenados”) y Pedro Rivero (“Birdboy: The Forgotten Children”) de forma magistral, manteniendo el sentido de claustrofobia que irónicamente presenta la imponente estructura y el peligro constante que representa la escasez de recursos. El tema social nunca deja de ser la prioridad y el cómo los humanos pueden dejar atrás su civismo en situaciones precarias queda demostrado con los impresionantes efectos especiales en el gore. 

Netflix ha atinado, quizás de forma involuntaria, al añadir esta película a su catálogo en tiempos de la pandemia del COVID-19, cuando la solidaridad es clave en resolver el problema, pero la avaricia y el egoísmo continúan siendo la orden del día y por supuesto la acaparación de muchos más recursos de los necesarios. Un poderoso guion cargado de comentario social y excelentes interpretaciones son acompañados de una buena dosis de gore y suspenso para mantenerte al borde del asiento, a la vez que te obliga a pensar en las problemáticas sociales que nos rodean. “El Hoyo” es de esas películas que no debes dejar de ver.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario