Reseña: Malasaña 32

Director: Albert Pintó

Guion: Ramón Campos, Gema R. Niera, David Orea y Salvador S. Molina

Año: 2020

Una familia de seis se muda desde el pueblo hasta el centro de Madrid, España. Con los ahorros de su vida y la venta de sus antiguas propiedades logran comprar un apartamento, el cual parece ser demasiado cómodo para su precio. Mientras la familia lucha con poderse adaptar a la vida en la ciudad, el apartamento que parecía ser el lugar donde serían felices, comienza a convertirse en su peor pesadilla.

Basada en la década de los ‘70, justo después de finalizar el régimen de Francisco Franco, “Malasaña 32” muestra las particularidades sociales de España en esa época y lo que fue y continúa siendo la realidad para familias viviendo en áreas rurales que se mudan a la ciudad en busca del mejor estilo de vida que siempre se promete en estos lugares. Una vez en la ciudad, toca enfrentarse a la dura realidad del costo económico que representa vivir en estos lugares y lo complicado que puede llegar a ser conseguir un sueldo que permita una vida cómoda. No solo esto ocurre en Madrid, sino que ocurre en todas las grandes ciudades alrededor del mundo, y este fenómeno se puede extrapolar hasta a la inmigración de países. 

No solo esta familia tiene que enfrentarse a los problemas económicos, sino que su nuevo hogar parece estar habitado por una entidad maligna. En al ámbito de las casas embrujadas, el trabajo de James Wan con “The Conjuring” e “Insidious” no puede ser ignorado, y claramente el director Albert Pintó (“Matar a Dios”) y los guionistas Ramón Campos (“Gran Hotel”), Gema R. Niera (“High Seas”), David Orea (“45 rpm”) y Salvador S. Molina (“El Verano que Vivimos”) toman inspiración de ambos filmes. Esto me dejó un mal sabor porque en vez de apostar por una idea más original, parece un remake/mash-up español de estas películas.

El guion tiene varios fallos y resulta difícil entender como no se corrigieron con tantas personas envueltas. La razón por la que la casa está embrujada queda bastante bien explicada, pero las acciones que llevan hacia estas explicaciones, en particular cómo responden los personajes y su motivación, no queda nada claro, y es evidente que las personalidades se manipulan en favor de mover la trama en una dirección. También muchas acciones no tienen otra razón más que poder forzar un jump scare barato, de los cuales está plagado la película.

Otro problema de la película es el mal uso de la iluminación. En especial las escenas oscuras son tan oscuras que resulta difícil apreciar lo que está pasando, un escenario frustrante para quien la ve. Los efectos especiales en su mayoría están bien realizados, pero en algunas escenas los maquillajes se ven exagerados y poco realistas. Eso sí, también logran crear algunos momentos terror.

De mi reseña puede parecer como que “Malasaña 32” no es una buena película, pero este no es el caso. Solo que carece de originalidad y su guion tiene algunos defectos en el desarrollo de los personajes y la trama, de esos que constantemente vemos en el cine de horror con el mero propósito de crear un momento terrorífico que quizás es efectivo en un espectador novato, pero los veteranos nos quedamos esperando más. Sin embargo, la trama es entretenida y tienen buen ritmo, tienen buenos momentos y las actuaciones son geniales.