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viernes, 13 de marzo de 2020

Reseña: Friday the 13th: Part III


Director: Steve Miner
Guion: Martin Kitrosser y Carol Watson
Año: 1982

Otro viernes 13 que trae otra reseña de la popular franquicia Friday the 13th. Esta vez le toca el turno a “Friday the 13th: Part III”, una de las películas que los fanáticos de esta serie recuerdan con nostalgia al ser en la que Jason Vorhees adquiere por primera vez la icónica máscara de hockey que se convertiría en un símbolo de este popular villano.

Luego de sobrevivir las heridas sufridas, Jason Vorhees se refugia en su cabaña en los alrededores del lago Crystal Lake. Un grupo de adolescentes va a un área cercana a disfrutar de unos días en el lago, pero pronto descubren que Jason tiene sed de venganza. 

“Friday the 13th: Part III” comienza con un recuento del final de la anterior película, al igual que como ocurrió con “Friday the 13th Part II”. El director Steve Miner, quien también dirigió la anterior secuela, decide dedicar unos buenos 6-7 minutos para repasar el final de la anterior película antes de que los horribles créditos hagan su mejor esfuerzo para saltar de la pantalla, recordándonos que en los ‘80 se intentó utilizar la tecnología 3D sin mucho éxito y que esta película nos tira a la cara en múltiples ocasiones sin relevancia alguna con la trama. Este recuento inicial es detrimental, ya que acentúa algunos de los problemas de la película. 


Luego de la escena inicial se introduce una pareja de adultos que sirve para poner la historia en perspectiva temporal, ya que las noticias que ve la mujer en la televisión nos indica que los sucesos que ocurrieron en “Friday the 13th Part II” tuvieron lugar solo un día antes que los sucesos de “Friday the 13th Part III”. Con esto en mente y una vez se revela el físico de Jason Vorhees, es sorprendente como en un día logra ganar alrededor de un pie (0.3 m) de altura, alrededor de 50 libras (23 kg) y pierde todo su pelo; problemas de continuidad demasiado evidentes y que demuestran el poco cuidado que se le dio a esta película.

Una vez Jason se encarga de despachar a la pareja por ninguna razón aparente, se introduce el grupo de adolescentes protagonistas de esta película. Como es de esperar, todos son poco interesantes y solo responden al estereotipo que representan y no son más que material para dar paso a la ola de asesinatos violentos por parte de Jason y hasta la protagonista principal cumple con todos los estereotipos de la chica final. El talento del elenco es eco del poco cuidado que se le dio a la película y ofrecen de las peores actuaciones que recuerdo en una película de este nivel. 


La realidad es que nadie ve una película de Friday the 13th por las actuaciones sino por las muertes, que en esta película ya van pasando al ámbito de lo absurdo, pero que gozan de originalidad, aunque no de buena ejecución. Las muertes comparadas con las anteriores películas son más brutales y gráficas, una tendencia que continúa en las siguientes secuelas y que se ha convertido en el mayor atractivo de esta saga. Sin embargo, la ejecución de los efectos especiales en al menos la mitad de ellas son vergonzosos, y vuelven a rescatar el tema del poco cuidado. 

Es evidente que el enfoque de “Friday the 13th: Part III” fue el de aprovechar la popularidad que generó Jason Vorhees en la película predecesora y otorgarle muertes violentas y gráficas, ya que la historia no es más que una mezcla de los eventos que vimos en las anteriores dos entradas y hasta el final es una repetición de “Friday the 13th”, destacando la falta de originalidad en la historia. Las muertes, que es realmente el atractivo de esta película, son divertidas, aunque muchas sufrieran de un pobre ejecución en los efectos visuales. Más allá de las muertes y el momento en el que Jason adquiere su icónica máscara, nada más se puede salvar de esta película.





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