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jueves, 20 de febrero de 2020

Reseña: Fantasy Island


Director: Jeff Wadlow
Guion: Jillian Jacobs, Christopher Roach y Jeff Wadlow
Año: 2020

El esfuerzo por revivir franquicias que llevan mucho tiempo muertas ha sido constante en la historia del cine de horror, razón por la que existen tantas secuelas y remakes cuestionables en algunas de estas sagas. Sin embargo, revivir franquicias fuera del género del horror y traerlas a este género parece ser una moda reciente con películas como “The Banana Splits Movie” o “Gretel and Hansel” como ejemplos recientes. Como ocurrió con “The Banana Splits Movie”, “Fantasy Island” levanta la pregunta sobre el potencial que puede tener esta tendencia. 

En “Fantasy Island” un grupo de ganadores de un concurso son llevados a la isla de las fantasías, donde las fantasías se hacen realidad. A cada persona se le concede el derecho a vivir su propia fantasía solo con la salvedad de que tienen que vivirla hasta su conclusión. Mientras están en la isla descubren que sus fantasías son tergiversadas y no ocurren como deseado, sino que toman un giro malvado.


La premisa de “Fantasy Island” es sumamente interesante: una isla que puede hacer realidad tus fantasías pero que siempre encuentra la forma de que se tornen oscuras. Entonces, ¿dónde es que esta película pierde su rumbo? Aunque para esto hay varios culpables, el principal es el guion de Jillian Jacobs (“Truth or Dare”), Christopher Roach (“WWE Raw”) y el también director Jeff Wadlow (“Kick-Ass 2”). Tres personas trabajaron en este guion y aun así fallan en crear personajes interesantes y darle algo de sentido a las decisiones que toman.

El concepto de ver la fantasía de una persona supone ir a lo más profundo de las emociones, una desnudez emocional que lleva al espectador a entender y simpatizar con los personajes. “Fantasy Island” desaprovecha esta oportunidad y nos ofrece un grupo de personajes estereotípicos con motivaciones frívolas e irreales como sus fantasías y unas interpretaciones que no hacen mucho por salvarlos, protagonizadas por Lucy Hale (“Scream 4”), Maggie Q (“Divergent”) y Michael Peña (“American Hustle”). Solo Maggie Q tiene un personaje cuya motivación es coherente y que logra conectar con el espectador. 


El provenir de una casa productora como Blumhouse (“Get Out”) que nos tiene acostumbrados a traer películas excitantes dentro del género del horror se esperaba que empujara los límites de la clasificación PG-13. Sin embargo, se hace todo lo contrario y se mantienen en un área muy conservadora, donde casi no existen los elementos de horror y lo que existen no están muy bien utilizados y donde la mayoría de las escenas violentas tienen lugar fuera de la pantalla. Más que una película de Blumhouse para cines parece una versión editada para ir directo a televisión con mucha tensión, pero poco horror.

“Fantasy Island” trae un concepto sumamente interesante ejecutado con la habilidad de personas que solo les interesa sacar dinero a una franquicia muerta más que hacer una buena película de horror. Como estrategia utiliza el nombre de su casa productora como medio de promoción para atraer personas posiblemente a sabiendas del fallo en taquillas que iba a ser. Ofrece mucho suspenso, pero muy poco horror y se intenta salvar con un final inesperado que combina con el sin sentido de su historia.





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