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martes, 25 de febrero de 2020

Reseña: Brahms: The Boy II


Director: William Brent Bell
Guion: Stacey Menear
Año: 2020

Luego del inesperado final de “The Boy” nadie pensó que se podría dar paso a una secuela. Ahora en febrero de 2020 nos encontramos con “Brahms: The Boy II”, la secuela que nadie esperaba. Con una promoción mucho mayor a la de su predecesora, “Brahms: The Boy II” ha generado mucha expectativa, pero ¿puede superar lo que hizo “The Boy”?

Luego de que una familia sufriera una invasión en su hogar, deciden mudarse de la ciudad a una casa en los suburbios. Jude, quien luego del evento dejó de hablar, encuentra cerca de la casa un muñeco de porcelana y lo lleva a la casa. Jude comienza a desarrollar una estrecha afinidad por el muñeco llamado Brahms que lleva a su madre a sospechar que hay algo sucediendo con el juguete.


Muchas de las personas que vieron “The Boy” quedaron sorprendidas cuando se anunció la secuela, ya que el final de esta película no deja mucho material para continuar la historia. Sin embargo, el director William Brent Bell y la escritora Stacey Menear no estaban dispuestos a dejar morir el éxito que ambos cosecharon con “The Boy” y buscan la forma de volver a traer al espeluznante juguete a la pantalla, aprovechando la reciente popularidad de las películas sobre juguetes asesinos, con “Annabelle Comes Home” y el remake de “Child’s Play” como los más recientes proponentes. El éxito de “The Boy” gira entorno a crear una historia en la que no estas seguro sobre si el juguete es controlado por fuerzas sobrenaturales o si hay algo más detrás de los diferentes sucesos que tienen lugar en la película.

“Brahms: The Boy II” se olvida de esta historia que distinguió a “The Boy” del resto de películas de juguetes asesinos y va directo a rehacer todos los estereotipos de estas películas. En esta ocasión se adentran en el ámbito sobrenatural con el que jugaron en la anterior y en el que demuestra su carencia de identidad. Para hacer las cosas peor, se maneja con un ritmo lento y un estilo típico de una película hecha para asustar a adolescentes aprovechándose de lo logrado por otras películas en este subgénero y tratando de sacar el mayor provecho a la apariencia del juguete. 

Lo que mantiene a la película a flote para no ser un completo desastre es el suspenso y las actuaciones. Mucho del suspenso se logra gracias a la imponente y antigua casa y por su oscura cinematografía. Esto va respaldado por sólidas actuaciones de Katie Holmes (“Batman Begins”) y Owain Yeoman (“The Belko Experiment”) como los padres de Jude, y más aún por Christopher Convery (“Stranger Things”) como Jude, quien logra esa imagen de niño siniestro que siempre demuestra ser efectiva.


Al igual que ocurre con “The Boy” esta secuela juega con exponer varios posibles escenarios para tratar de engañar al espectador sobre lo que ocurre, como el utilizar el estrés postraumático como posible explicación de los eventos. A diferencia de su predecesora, en esta película es evidente desde temprano lo que está ocurriendo y el intento de proponer otros escenarios queda tan mal ejecutado que parece más una excusa para alargar su tiempo de duración. Como consecuencia, los giros y sorpresas no tienen el efecto esperado y hacen que todo transcurra con un ritmo demasiado lento y que el desenlace no tenga ni sorpresa ni recompensa. 

“Brahms: The Boy II” es la secuela que nadie esperada y que nadie solicitó. Esta película demuestra que hay ideas que funcionan solo una vez y que simplemente se deben dejar existir como tal, sobre todo si tienes la intención de utilizar la idea, pero hacer todo lo contrario de lo que la hizo exitosa. “Brahms: The Boy II” no está a la altura de “The Boy” y demuestra ser solo una película PG-13 para intentar asustar adolescentes y continuar lucrándose del éxito de una película que al igual que su secuela, carece de sentido en su trama.





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