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jueves, 27 de junio de 2019

Reseña: Child's Play (2019)

Director: Lars Klevberg
Guion: Tyler Burton Smith
Año: 2019

Sinopsis: Una madre le regala a su hijo adolescente el juguete más popular del mercado a su hijo. Ninguno tenía idea de la naturaleza siniestra del juguete.

Uno de los problemas más comunes en los que se ve un equipo de trabajo cuando realizan un remake es en pensar en métodos efectivos para crear tensión y sorpresa. Cuando ya has visto una película o conoces bien a un villano, sabes de lo que es capaz y resulta complicado el poder elaborar una historia que sorprenda. Este es el caso de “Child’s Play”, la cual está basada en la versión de mismo título estrenada en 1988 por el director Tom Holland y un villano al que conocemos extensamente gracias al éxito de ésta y las innumerables secuelas que se han producido.

En esta ocasión el director Lars Klevberg (“Polaroid”) y el guionista Tyler Burton Smith (“Quantum Break”) están conscientes de que su audiencia conoce la historia de la versión original y conoce al villano. De forma inteligente y osada comienzan la película con una escena que describe todo lo que este nuevo juguete, ahora conocido como Buddi, puede hacer. Al contrario de Good Guy en la versión del 1988, Buddi es un juguete de alta tecnología capaz de comunicarse con diferentes objetos tecnológicos que en la actualidad usamos en nuestros hogares. Esto pone en perspectiva el nuevo arsenal ofensivo con el que contará Buddi y deja impresionado al espectador sobre lo vulnerable que pueden quedar sus víctimas.

Mientras que en la versión de 1988, es un conjuro de voodoo lo que transfiere el alma de un asesino al juguete para convertirlo en un asesino, en esta versión adaptan la historia a la vida moderna. Esta vez el mal comportamiento del juguete es causado por un defecto de manufactura, producto de un empleado harto de su trabajo, que decide eliminar los protocolos de seguridad de uno de los juguetes antes de empacarlo. Este defecto le permite al juguete aprender de las acciones de los humanos y emular su comportamiento. La forma en la que el juguete aprende y se manifiesta representa dos áreas de la vida moderna: la maldad y violencia a la que somos expuestos constantemente y nuestra dependencia a la tecnología.

En vez de elaborar en algunos detalles, asumen que la audiencia los conoce y no trata de cambiarlos, sino de sobreponerse a esto sin perder mucho tiempo. En el primer acto ya conocemos a Andy, el niño al que le regalan un Buddi y rápidamente se bautiza como Chucky de forma graciosa ya que el nombre queda forzado a propósito en un evidente acto de simplemente quiere salir de esto rápido. La forma en que Andy recibe el juguete emula esta acción en la versión original y no existe la necesidad de elaborar demasiado en esto.

Conocemos de la historia original que este juguete terminará convirtiéndose en un asesino y en vez de buscar la duda del espectador sobre si el asesino es Andy o Chucky, como ocurrió en la versión del 1988, se desarrolla el cómo Chucky aprende de los humanos, pero a la vez tiene su naturaleza de ser un juguete diseñado para hacer feliz a un niño reconociendo que esta fórmula ya no será efectiva conociendo la trayectoria del juguete en el cine de horror. Esta obsesión por complacer a Andy y su aprendizaje desmesurado es lo que da vida a una trama basada en la versión original, pero muy diferente a esta.

Algo que ha popularizado a este personaje en el cine de horror es su violencia desmedida y algo que sus fanáticos esperaban ver. En esto “Child’s Play” no decepciona y tenemos suficiente violencia y sangre para hacerle justicia a la reputación de Chucky. Las escenas violentas son gráficas y originales y me agradó el cómo se integró la capacidad del juguete de interactuar con otros objetos digitales para elaborar momentos de tensión y muertes originales, muy diferentes a lo que hemos visto de este personaje, pero siendo fiel a su esencia. 

El elenco protagonista compuesto de Gabriel Bateman (“Lights Out”) y Aubrey Plaza (“Safety Not Guaranteed”) como Andy y su madre y Brian Tyree Henry (“Spider-Man: Into the Spider-Verse”) como el detective Norris hacen un muy buen trabajo, al igual que el resto del elenco. La historia se mueve a buen ritmo y parte de esto es gracias a la química entre el elenco. Solo algunos diálogos me parecieron un poco tontos y algunos personajes no quedan bien desarrollados, pero son más debilidades del guion que del trabajo actoral y tampoco afecta el desarrollo ni el disfrute de la película. El apartado visual también carga importancia en mantener el ritmo y la tensión de la historia y este queda muy bien trabajado, salvo por algunas escenas en las que es evidente que Chucky es trabajado en CGI y se ve algo raro.

Esta nueva versión de “Child’s Play” sirve como ejemplo de que no es necesario imitar cada escena de una película para poder hacerle homenaje. Diferentes tomas e ideas sirven como homenaje para los fanáticos buscando ese factor nostálgico de la original, usando la comedia y el horror sin ser absurda. Aparte de la influencia de la versión de 1988, también se hace homenaje otros clásicos, como lo fue “E. T.”  que sirvió de inspiración en el área de los efectos especiales y a la que se le hacen claras referencias en algunas escenas. Yo ni siquiera la llamaría un remake, sino solo inspirada en la versión de Holland y una nueva visión a un personaje icónico en el cine, cuya personalidad se ha alterado mucho a través de las secuelas, pero que en esta versión se asemeja más a su esencia original.




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