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martes, 22 de octubre de 2019

Reseña: Eli

Director: Ciarán Foy
Guion: David Chirchirillo, Ian Goldberg y Richard Naing
Año: 2019

“Eli” es otra película de horror que hace su entrada a Netflix durante esta temporada de Halloween, el periodo perfecto para incluir películas de horror en cualquier librería digital. Al igual que con “La Influencia”, “Eli” no hizo mucho ruido antes de llegar a la plataforma digital y tomó a muchos usuarios de esta por sorpresa una vez comenzó a promocionarse. A diferencia de “La Influencia” y para nuestra buena suerte, esta si es una grata sorpresa.

Eli es un niño que ha desarrollado una extraña enfermedad; un tipo de inmunodeficiencia que le impide estar en el exterior. Con la intención de darle una mejor calidad de vida, sus padres buscan una cura a su condición, lo que los lleva hasta donde la Dra. Horn quien se especializa en este tipo de casos. Las facilidades de la Dra. Horn tienen lugar en una casa recluida en un área rural, y una vez Eli y sus padres llegan a este lugar y comienzan el tratamiento, el niño comienza a presentar un raro comportamiento que no se sabe si es efecto del propio tratamiento o si algo sobrenatural ocurre en esa casa.

Los primeros minutos de la película nos presenta a Eli y a sus padres, enfatizando en su dinámica familiar y las dificultades que tienen que sobrellevar debido a la enfermedad de Eli. Una vez llegan a las facilidades de la Dra. Horn es imposible pensar que algo malo no va a ocurrir aquí dado que la casa tiene un aspecto siniestro, que esto es una película de horror y que la Dra. Horn es interpretada por Lily Taylor, quien trae recuerdos oscuros por su participación en “The Conjuring”. Como esperado, las cosas se van tornando cada vez más oscuras y confusas mientras más tiempo pasan en la casa y se va avanzando en el tratamiento de Eli.

El guion de David Chirchirillo (“Cheap Thrills”), Ian Goldberg (“The Autopsy of Jane Doe”) y Richard Naing (“The Autopsy of Jane Doe”) bajo la dirección de Ciarán Foy (“Sinister 2”) experimenta con diferentes subgéneros del cine de horror, lo cual es su mejor y peor recurso. Por un lado, la película siempre mantiene al espectador especulando sobre lo que ocurre y en partes parece ser una película de fantasmas y casa embrujadas, mientras que a la misma vez parece ser una de abuso médico con algunas pinceladas de problemas de salud mental y consigue que la trama se mantenga interesante. Por otro lado, se traen elementos y situaciones para alimentar estas sugerencias que luego se abandonan sin mucha explicación una vez la historia toma un giro y se enfoca en otra situación.

Algo que me pareció fundamental en mantener ese misterio sobre lo que realmente ocurre en la trama fueron las actuaciones. La mayoría del tiempo seguimos a Eli, quien es interpretado por Charlie Shotwell (“The Nightingale”) logrando un gran trabajo en presentar a su personaje como una confundido y frustrado. La dinámica entre los padres se trabaja más desde el lenguaje corporal y líneas sugestivas más que por el diálogo explícito, en lo que Max Martini (“The Order”) y Kelly Reilly (“Eden Lake”) también hacen un buen trabajo en hacer visibles estas señales sobre sus relaciones y sentimientos que no siempre quedan explícitas en sus interacciones verbales.

Debido a los diferentes giros que toma la historia, el final es uno sorpresivo y difícil de predecir, aunque en retrospectiva, hay indicaciones que llevan a este en diferentes partes de la película. El final es uno visualmente impactante que va a tono con lo que se presenta en el resto de la película: giros inesperados y cambios de subgéneros de horror. “Eli” es una interesante adición al catálogo de Netflix para esta temporada de Halloween que no será del agrado de muchos debido a sus giros y saltos de género y algo de falta de originalidad, pero que resulta en una entretenida película de horror para los fanáticos de este género.





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