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sábado, 8 de febrero de 2020

Reseña: Covenant


Director: Manuel H. Da Silva
Guion: Ken Cardwell y Jeff Carr
Año: 2020

¡Demonios! Una de las criaturas más utilizadas en el cine de horror por su naturaleza malvada y todas las oportunidades que esto abre. Aún con sus constantes apariciones, los demonios continúan siendo responsables de las pesadillas de muchos. Si este argumento no te convence, sugiero que consideres el efecto que han tenido Pazuzu, Valak y Paimon en las exitosas “The Exorcist”, “The Conjuring 2” y “Hereditary”.

Al ser notificado de la muerte de su madre, un exmilitar regresa al lugar donde creció. Mientras se hace cargo de los asuntos relacionados a la extraña muerte de su madre, comienza a notar que hay algo peligroso alrededor de todo esto y que ahora se extiende hasta su propio hijo. Para salvar a su hijo, el exmilitar se debe enfrentar a las fuerzas demoníacas que han ganado interés en su familia.


El comenzar esta reseña hablando de tres películas que han dejado una gran huella en el cine de horror puede crear expectativas erróneas sobre “Covenant” y hasta cierto punto es injusto. Solo en el ámbito del presupuesto, “Covenant” arranca con una desventaja considerable que se refleja en la película. Por más que se intente sobreponerse al limitado presupuesto usando varios trucos, es una limitación real que permea en el elenco, efectos visuales y en la calidad en general.

Uno de los trucos con los que tratan de sobreponerse a las limitaciones que presenta el presupuesto es con el uso de imágenes digitales o CGI, que termina jugándoles en contra. Considerando los visuales que propone el director Manuel H. Da Silva (“The Unleashed”) y el equipo de efectos especiales, no había mejor opción que recurrir a CGI, pero la calidad de estos visuales es pobre y afecta grandemente la calidad general de la película. Empeora el asunto que estos visuales son utilizados extensivamente, en ocasiones sin ser necesarios, y parece más como que los encargados de estos visuales sólo estaban tratando de divertirse con ellos.

La historia que presenta el guion de los novatos Ken Cardwell y Jeff Carr cae en un espacio neutral, donde no es ni una joya ni una atrocidad. La trama cuenta con varias partes interesantes, pero a la misma vez carga diálogos defectuosos y un desarrollo de personajes y de situaciones que carece de una elaboración lógica. De igual forma, las actuaciones de Nick Smyth (“The Flying Man”) y Margaryta Soldatova (“Contracts”) refuerzan esta neutralidad al en algunas escenas ser convincentes y en otras no hacer un buen trabajo.


Donde “Covenant” resalta es en el maquillaje y efectos prácticos. Las heridas y otros efectos prácticos gozan de un realismo impresionante y hacen desear que se hubiese apostado más por este tipo de efectos y menos por los digitales. La mayoría de los personajes relacionados a la presencia demoníaca Nefarion son terroríficos y están bien utilizados, aunque como mucho en esta película, su presencia y acciones no tienen mucho sentido.

“Covenant” es de esas películas que se siente como que los creadores solo tenían una idea cruda de lo que querían hacer y fueron desenvolviendo la historia en la marcha, por lo que no muchas cosas en su historia hacen sentido y parece que se añaden solo para forzar el que la historia se siga moviendo. El final es el más claro ejemplo que, aunque guarda mucha sorpresa, es enrevesado y no tienen sentido alguno. Si evitas buscarle la lógica e ignoras los horribles efectos de CGI, “Covenant” es una película divertida y poco más.





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