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sábado, 18 de enero de 2020

Reseña: The Sonata


Director: Andrew Desmond
Guion: Andrew Desmond y Arthur Morin
Año: 2020

La música puede expresar tantas emociones con solo combinar doce notas como cualquier otro tipo de expresión artística. En la historia del cine ha demostrado ser un elemento sumamente importante para establecer la atmósfera de una escena ya sea de forma directa o por crear discordancia con los visuales, pero también ha sido utilizada como tema central de una trama, como en el caso de “The Perfection”. “The Sonata” utiliza este medio de expresión para centrar su trama, envuelta en una atmósfera inquietante.

Rose es una joven reconocida por su talento tocando el violín y quien se encuentra en medio de su desarrollo como artista. Luego de la muerte de su padre, quien era un reconocido compositor, Rose hereda la mansión en la que este se había recluido para pasar sus últimos días, al igual que todos sus trabajos. Dentro de los trabajos que hereda encuentra la última pieza maestra con la que trabajó su padre; una sonata que guarda muchos misterios.


La escena de apertura en “The Sonata” presenta las acciones de un personaje desde su punto de vista, en la que el espectador se siente dentro de la acción, pero incapaz de hacer nada. En el fondo de esta escena vemos partes del interior de la espeluznante mansión que jugará un importante papel en la atmósfera y la trama del resto de la película. Acto seguido, vemos como el misterioso personaje se baña en gasolina y se quita la vida con fuego, quien resulta ser el famoso compositor Richard Marlow (Rutger Hauer; “Blade Runner”), el padre de Rose (Freya Tingley; “Hemlock Grove”). 

Esta escena pone en movimiento el resto de los eventos que tienen lugar en la película. Una vez se conoce de su muerte, Rose hereda todas las pertenencias de sus padres, que incluyen la mansión en la que se quitó la vida y todos sus trabajos musicales. Sin saber sobre la manera en la que murió, Rose se dirige a la mansión con la esperanza de que los trabajos de su padre le ayuden en su carrera musical, con la cual se encuentra frustrada.

La exposición que nos permite conocer el personaje de Rose y su agente Charles (Simon Abkarian; “Rendition”), con quien guarda una estrecha relación, queda sobreimpuesta sobre la cautivadora escenografía de Janis Eglitis (“The Gambler”) y la exquisita composición musical de Alexis Maingaud, una combinación que resulta en un deleite audiovisual. Sin embargo, el guion del también director Andrew Desmond (“Entity”) junto a Arthur Morin no vive a la altura de este espectáculo. La historia consigue ser lo suficientemente interesante para mantener al espectador interesado, pero muy dócil en el área del horror. 


Mientras que se establece una perenne atmósfera inquietante, esto no se traduce directamente al horror. La historia de Desmond y Morin alude con regularidad a temas y simbolismos sobre lo oculto que crean mucho suspenso, pero que al final no explotan su potencial. No es hasta los últimos compases que descubrimos la historia detrás de la sonata y lo que se dedicaba a hacer Marlow en la privacidad de su mansión y aunque perturbador, carece del impacto que promete el suspenso elaborado.

“The Sonata” es toda una experiencia audiovisual, principalmente por su cinematografía y composición musical. Aunque crea mucho suspenso y una trama interesante y con mucho potencial de ser terrorífica, termina apostando por un desenlace más conservador que no está a la altura del valor de producción y que no repaga las expectativas que crea en el espectador.  Aunque el desenlace queda afectado por malos efectos de CGI y por no adentrarse de lleno al horror, “The Sonata” decanta la balanza a su favor por virtud de su excelente cinematografía, composición musical y constante suspenso.





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