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jueves, 6 de mayo de 2021

Reseña: Goodbye Honey

Director: Max Strand

Guion: Todd Rawiszer

Año: 2021


Dawn es una camionera que heredó el negocio de su esposo. Para evitar quedarse dormida al volante mientras hace un largo viaje para entregar la mudanza de un cliente, Dawn decide parar en un área de descanso para dormir un poco. Sus planes se ven alterados cuando una mujer llega hasta su camión pidiendo ayuda. 


Phoebe asegura que acaba de escapar de un hombre que la secuestró y que necesita ayuda para salir de allí antes de que el hombre la encuentre. Sin embargo, Dawn no sabe si la historia que cuenta Phoebe es real o si es un truco para robarle. Lo que la noche les depara a ambas despejara todas las dudas sobre la veracidad de la historia de Phoebe.



El encuentro entre Phoebe (Juliette Alice Gobin) y Dawn (Pamela Jayne Morgan; “The Manor”) llega temprano en la película y sirve para efectivamente establecer el suspenso y la tensión, que acompañan a la película por el resto de su duración. Una vez Phoebe cuenta su historia, el guion de Todd Rawiszer y Max Strand nos pone del lado de Dawn, sin saber si creer en su historia o no, lo cual ayuda en la creación de la tensión. La atmósfera que se establece por el lugar desolado y abierto en el que se encuentran y lo vulnerables que están es otro punto que trabaja en favor de la tensión.


Gran parte de la trama se da entre ambas mujeres, por lo que ambas pasan mucho tiempo en pantalla. Juliette Gobin hace un muy buen trabajo, pero es Pamela Jayne Morgan quien sobresale en este aspecto. Tanto en transmitir sus dudas sobre Phoebe al igual que su cansancio que no solo se debe a la falta de sueño de esa noche, Morgan hace un estupendo trabajo en su interpretación de una mujer común que un buen día se encuentra en una situación adversa. 



El gran enemigo de “Goodbye Honey” es su propio guion. Mientras que se le puede otorgar parte de la responsabilidad en la elaboración de la tensión, que es su principal acierto, también es el responsable de que la historia no fluya adecuadamente en algunos momentos. Lleno de inconsistencias y agujeros, resulta difícil centrarse en la trama hasta el final cuando se tira de constantes casualidades que le quitan demasiado realismo a la trama. También en partes se siente que la historia se extiende demasiado y se añaden algunas secuencias que alteran por completo el ritmo y la preciada tensión que tanto se esfuerzan en establecer.


“Goodbye Honey” presenta una historia de secuestro que comienza cuando la mujer presuntamente escapa de su captor y se topa con una camionera que le intenta ayudar. Desde que ambas mujeres coinciden en pantalla se establece la tensión y una atmósfera que las hace sentir vulnerables a cualquier ataque, y las actuaciones de ambas actrices halan la atención del espectador hacia la trama. Sin embargo, el defectuoso guion parece querer contrarrestar lo que logran hacer la tensión y las actuaciones, lo que por suerte no logra por completo.





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