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lunes, 19 de octubre de 2020

Reseña: Tetsuo: The Iron Man

Director: Shin’ya Tsukamoto

Guion: Shin’ya Tsukamoto

Año: 1989


¿Qué demonios acabo de ver? Sin dudas esta es la frase más común que impulsivamente escapa de la boca de quienes vean “Tetsuo: The Iron Man”. Considerada por muchos como la película de horror más extraña creada, tienen tantos fanáticos como detractores, pero es seguro que no deja al espectador indiferente.


Un aficionado del metal decide ponerse un tubo de metal dentro de su pierna con la esperanza de ser un mejor corredor. Poco después de realizarse a sí mismo la operación, la herida se infecta y la desesperación por lo que ve lo lleva a salir despavorido a la calle, donde es atropellado por un empresario y su novia. Luego de este evento, el empresario comienza una agónica transformación donde partes de su cuerpo son reemplazadas por metal. 



La historia detrás de la concepción de “Tetsuo: The Iron Man” sitúa al director Shin’ya Tsukamoto (“Ichi The Killer”) con una alocada idea, la cual estaba decidido a realizar aun sin la ayuda de un estudio. Aunque esto significa un presupuesto mucho menor, también significa que Tsukamoto pudo llevar a cabo su idea sin muchas alteraciones, algo importante para una película como “Tetsuo: The Iron Man” con un estilo tan experimental, violento y sexual. El talento de Tsukamoto lo llevó a tomar las limitaciones que presentaba el corto presupuesto y utilizarlas a su favor, la más notoria el grabar la película en blanco y negro con mucho contraste, algo que ayuda a enmascarar algunas limitaciones visuales, pero que a la vez aumenta significativamente su valor artístico. 


El estilo en blanco y negro sirve para enfatizar en el surrealismo de la historia, a la vez que ayuda a exponer algunas metáforas e ideas de Tsukamoto, como el presentar una cara de Tokyo que contrasta con la imagen glamorosa que usualmente vemos de la ciudad con una más enrevesada, sucia e industrial. Encima de estas imágenes se impone la composición musical de Chu Ishikawa (“Gemini”) con un estilo industrial sesgado por la percusión metálica que complementa de forma maravillosa los visuales y el tema de la película. Para completar el marco artístico, las escenas de horror corporal son geniales y gozan de un realismo impropio de su época y presupuesto y el uso de diferentes efectos, como el stop-motion, enfatizan el sentido repugnante y surrealismo horrorífico.



“Tetsuo: The Iron Man” es una película que requiere verse más de una vez por su ritmo frenético y la cantidad de información visual que se añade en cada escena, lo que es responsable de entender la secuencia de eventos y el significado y simbolismo de estos, ya que el diálogo es escaso. Mientras que el tema principal es sobre la humanidad y como se aceptan los rápidos cambios tecnológicos como parte fundamental del desarrollo (aunque puede tener otras interpretaciones), el simbolismo a otros temas como la masculinidad y la sexualidad es constante. Algunos de estos simbolismos son sutiles y no tan fáciles de captar, mientras que otros saltan a la vista, como el ser sodomizado por un pedazo de tubería mecánica o reemplazar el área genital por un taladro gigante. 


Influenciada por otras películas japonesas con fuerte crítica social como “Akira”, “Tetsuo: The Iron Man” es una película extraña y osada, y aunque no sea del agrado de todo el mundo, siempre causa alguna reacción y es imposible olvidarla una vez vista. Su estética visual junto a un estilo de filmación experimental y artística complementado por la composición musical industrial y escenas de horror corporal gráficos han colocado a “Tetsuo: The Iron Man” en el podio de las películas de horror con seguimiento de culto y a Shin’ya Tsukamoto como uno de los directores más interesantes en el género. Este es el tipo de película que cuando piensas que la locura no puede ser peor solo estás a la mitad del camino y que luego de verla querrás ducharte con vigor.




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