Con tecnología de Blogger.

lunes, 5 de octubre de 2020

Reseña: Raw

Director: Julia Docournau

Guion: Julia Docournau

Año: 2016


La ola del Nuevo Cine Extremo Francés tomó al mundo del cine de horror por sorpresa cuando se comenzaron a lanzar películas como “High Tension” (“Haute Tension”), “Inside” (“À l'intérieur”) y “Martyrs” donde se toma un estilo crudo y gráfico para presentar la violencia, el sexo y problemas psicológicos, mientras también exponen problemas político-sociales. “Raw” (“Grave”) llega un tiempo después de la cresta de la ola de este movimiento del cual sin dudas es influenciada y que conserva muchas de sus características. 


Justine es una joven que creció en una familia vegetariana y que comienza a estudiar en una escuela de veterinaria donde también estudia su hermana. Como parte de los actos de iniciación, es obligada a ignorar su convicción para ser vegetariana y comerse un hígado de conejo crudo. El hígado inicialmente le causa una reacción alérgica pero luego despierta en ella un incontrolable deseo por comer carne.



La forma en la que “Raw” fue mercadeada con noticias sobre personas que se desmayaron y vomitaron mientras se presentó en varios festivales de cine crea una falsa expectativa sobre lo que es esta película. Quizás luego de años de consumir cine de horror me han hecho más tolerante al gore y el extremismo, pero todo esto es exagerado y perjudicial para lo que es una excelente película por mérito propio. Con esto tampoco quiero minimizar el contenido ni el gore de la película, el cual está muy bien trabajado y crea una incomodidad constante por su realismo.


En vez de ser el caos canibalístico que promueven todas estas reacciones exageradas, “Raw” es una película sobre alcanzar la adultez y el descubrimiento propio, con pinceladas de crítica social sobre la percepción propia, la presión social, desórdenes alimenticios y la sexualidad. En vez de ser una película que depende del gore y la violencia visual, la historia de Julia Docournau (“Mange”) se basa en el desarrollo de su personaje principal y su situación para los que el gore sirve como complemento. Docournau no abusa del horror corporal y sabe cómo añadirlo en momentos puntuales e inesperados para causar impacto y sorpresa, lo que consigue por el excelente trabajo en maquillaje que alcanza un realismo que obliga al espectador a retorcerse en cada una de estas escenas.



Mucho del crédito sobre cómo se presenta el espiral caótico hacia el carnivorismo en el que cae Justine es para la escritora y directora, pero no se puede ignorar el gran trabajo de Garance Marillier (“Ad Vitam”) como Justine y Ella Rumpf (“Freud”) como su hermana Alexia. El contraste en la personalidad de cada una es visible desde el primer momento, pero ambas se encuentran en el mismo proceso de conocerse como personas y de cómo sus personalidades son afectadas por su entorno e influencias, por no hablar de su peculiar apetito genético. El carisma que ambas ofrecen a sus personajes hace que se balanceen entre sí y hacen de estos unos agradables aún bajo el lente de lo que ambas están pasando y de lo que son capaces de hacer.


“Raw” es mucho más que un festival caníbal como se promovió y los que entren a verla esperando gore extremo sin cesar saldrán decepcionados, aunque la influencia del Nuevo cine Extremo Francés es evidente. En vez, “Raw”, de forma inteligente y emocional, explora el comienzo de la adultez y las oportunidades de descubrimiento personal que llegan en esta etapa, especialmente lejos de la protección familiar, a la vez que sirve como una crítica social a las humillaciones de novatos universitarios y la sobreprotección paternal. La historia se presenta con un toque artístico en la cinematografía y donde no falta el gore, el cual está muy bien utilizado y cuyo realismo hace que cada escena donde se presenta sea sumamente incómoda de ver.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario