Director: Rob Grant
Guion: Chuck McCue y Jules Vincent
Año: 2020
Un hombre y una mujer despiertan en un descuidado hospital atendido por un inestable y sádico doctor. Ambos están seriamente heridos y ninguno tiene memoria de quien es ni de por que razón están allí. A medida que se van recuperando, el comportamiento del doctor se vuelve más volátil, lo que los lleva a intentar escapar del lugar donde a la vez comienzan a descubrir pistas sobre su pasado y por qué están allí.
“Alive” cuenta con un elenco de tres personas, los dos cautivos (Thomas Cocquerel; Camille Stopps) y el doctor (Angus Macfadyen; “Saw IV”), lo que ayuda a que cada personaje se pueda desarrollar con profundidad. Aunque siempre hay incertidumbre sobre el pasado de cada uno de los personajes y sus motivaciones, a través de la película podemos conocer sus personalidades y entender sus acciones. Parte del crédito para lograr esto pertenece a los guionistas por crear personajes interesantes y situaciones que exalten sus características al igual que por los actores, quienes hacen un gran trabajo para que sus personajes sean creíbles.
Sin que tenga que transcurrir mucho tiempo, el director Rob Grant (“Harpoon”) y los guionistas Chuck McCue y Jules Vincent dejan ver que todo en esta película está pensado para que el espectador sufra y se sienta incómodo. El uso de luces y sombras y la apariencia destartalada del hospital fijan un ambiente tenso que se magnifica con el carácter impredecible del doctor y lo que es capaz de hacer, que se muestra como una amenaza constante aun cuando no está en pantalla. Pero lo que resalta en este aspecto es el gore y la tortura, que están presentes en todo momento y que es imposible no afectarse por su nivel de realismo y sadismo.
Uno de los factores que le juega en contra a “Alive” es su ajustado presupuesto que sin lugar a duda limita mucho de lo que se puede hacer en pantalla. Aunque no existen muchos reparos en presentar el gore y la tortura, es evidente que se hubiese mostrado mucho más de haber tenido los recursos para hacerlo. Aun así, a basa de talento, logran crear una película sumamente incómoda que solo deja a la imaginación de lo que hubiesen sido capaces de tener un mayor presupuesto.
Sin ser original en su concepto, la trama de “Alive” es lo que une todas sus fortalezas de forma cohesiva para resultar siendo intrigante. Sin embargo, no está exenta de algunos problemas, donde el más importante es la inconsistencia en algunas partes de la historia. Por suerte estos son problemas menores que se compensan por todo lo demás que hace bien, como el soltar la información de los personajes a cuentagotas, mantener al espectador dudando sobre lo que realmente está pasando (ninguna de mis teorías fue correcta) y el genial e inesperado giro final.
“Alive” es una gema del cine de tortura con un nivel de sadismo que recuerda a películas como “Saw” o “The Human Centipide”, principalmente gracias al trabajo de su inestable y despiadado antagonista. La película es incómoda y sangrienta, pero a la vez intrigante y no permite al espectador quitar los ojos de la pantalla. Su trama te mantiene todo el tiempo dudando sobre la motivación de cada personaje y la razón por la que ocurren los eventos hasta el inesperado final, que simplemente es genial.
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