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martes, 13 de julio de 2021

Reseña: Fear Street: 1978

Director: Leigh Janiak

Guion: Zak Olkewicz, Leigh Janiak y Phil Graziadei

Año: 2021


Comienza el verano y el campamento de Nightwing se prepara para albergar a los jóvenes de Shadyside y Sunnyvale. Mientras las actividades del campamento toman lugar, uno de los residentes de Shadyside es poseído por una bruja. Lo que debía ser un verano de diversión pronto se torna en una matanza y una lucha por sobrevivir.


Los que hayan leído mi reseña de “Fear Street: 1994” de la pasada semana sabrán que quede en el punto medio con ella. Disfrute de su estilo visual y gore, pero no tanto de su aire juvenil ni de los innumerables agujeros de su guion. Mi mayor preocupación es que estos problemas se repitieran por el resto de la trilogía. 



“Fear Street: 1978” es la segunda película en la trilogía de Netflix basada en las obras del escritor R. L. Stine con el mismo título. Aunque presenta una historia distinta a la de la primera película, su trama está fuertemente atada a los eventos de la primera parte. Esta segunda parte comparte el mismo director de la primera, quien también prestara sus servicios en la tercera, pero con un nuevo equipo de escritores, y este último cambio es notable.


Mientras que la historia de “Fear Street: 1994” introduce muchos detalles que luego no son importantes en su trama y hace que se sienta desenfocada, el desarrollo de la trama de esta segunda parte es mucho más lineal y coherente y con diálogos mucho más creíbles y apropiados para sus personajes. El aspecto visual goza del mismo estilo refinado de la anterior y la selección musical se utiliza de forma más orgánica.



Al igual que en la primera parte, “Fear Street: 1978” tiene el mismo estilo juvenil, que por alguna razón me pareció mucho más llevadero en esta. Aun así, no falta el gore, el cual luce tan impresionante como la anterior, y algo inapropiado (en el mejor sentido) para el tipo de audiencia a la que se dirige. 


"Fear Street: 1978” es la segunda en la trilogía de Netflix basada en las obras del escritor R. L. Stine y que construye sobre los cimientos de la primera parte. Esta segunda parte es mucho más fluida que la anterior y el diferente equipo de escritores parecen ser la clave para sobreponerse a los problemas que afectaron a la primera. El estilo visual, aire juvenil y gore se mantienen intactos, y en general es un producto muy superior a su predecesora.




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