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martes, 27 de agosto de 2019

Reseña: Jacob's Ladder (2019)

Director: David M. Rosenthal 
Guion: Jeff Buhler y Sarah Thorpe
Año: 2019

Sinopsis: Luego de la muerte de su hermano en un operativo, el soldado y cirujano Jacob Singer regresa a su casa con su esposa e hijo. Un año más tarde, Jacob recibe la noticia de que su hermano está vivo y en la ciudad donde vive. La noticia empeora sus síntomas del síndrome de estrés postraumático y lo lleva a tener visiones que borran la línea entre lo que es real y lo que no.

¿Puede “Jacob’s Ladder (2019)” considerarse un remake de “Jacob’s Ladder (1990)”? Ambas son películas de horror psicológico (aunque la versión de 2019 es más suspenso que horror) que sigue a veteranos de guerra sufriendo de síndrome de estrés postraumático (o eso parece), y la versión del 2019 imita varias escenas de la versión de 1990. Aparte de esto, se podrían hacer modificaciones menores y estas serían dos películas completamente diferentes.

En “Jacob’s Ladder (2019)”, Jacob Singer, interpretado por Michael Ealy (“Takers”), es un cirujano trabajando en Afganistán para el ejército estadounidense. Luego de descubrir que uno de los soldados heridos de muerte que atendió era su hermano, Jacob regresa a su hogar con su esposa y su hijo recién nacido asumiendo que su hermano había muerto. Al poco tiempo recibe la noticia de que su hermano está vivo y en la ciudad donde viven, lo que desata en él ataques de pánico, paranoia y no poder discernir sobre lo que es real y lo que no.

¿Necesitaba “Jacob’s Ladder (1990)” recibir un remake? Para esto la mejor respuesta es ¿por qué no?, y una mejor pregunta sería si este remake le hace justicia a la original. “Jacob’s Ladder (1990)” no fue un éxito taquillero, pero sí recibió un gran seguimiento de fanáticos y sus extrañas imágenes inspiraron otros trabajos en el género del horror, el más prominente, la saga de juegos de video “Silent Hill”, considerados por muchos los juegos de video más escalofriantes en llegar hasta las consolas. Esto pone mucho peso sobre los hombros de quien decida aventurarse a hacer un remake de esta película.

En este caso son el director David M. Rosenthal (“The Perfect Guy”) y los escritores Jeff Buhler “Pet Sematary (2019)”, “The Prodigy”) y Sarah Thorpe quienes decide aceptar esta encomienda. Claramente, este grupo no supo interpretar el trabajo de Adrian Lyne y Bruce Joel Rubin, director y escritor de la versión original, respectivamente. Mientras que la versión de 1990 ve a Jacob Singer luchar para descubrir la razón de sus perturbadoras visiones en un complejo, pero fluido guion, la versión de 2019 ve al mismo personaje con la misma motivación pero saltando entre diferentes temas, pareciendo más como varias historias unidas en una película, que un guion coherente diseñado para trabajar diferentes temas.

Donde sí trata de homenajear a la original es en las imágenes perturbadoras, donde la versión de 1990 fue tan exitosa. Sin embargo, este es otro apartado donde esta nueva versión falla. Los visuales no son tan impactantes como la original y muchos de estos se presentan como jump scares con poca efectividad por la falta de tensión. También imita escenas de la original, como la escena en la bañera con hielo, pero se sienten algo forzadas y no muy ligadas a la trama.

Para contestar una de las preguntas planteadas al inicio de la reseña, esta nueva versión de “Jacob’s Ladder” no está ni cerca de hacerle justicia a la original. No se espera que un remake sea una copia escena por escena de la original, pero si se puede esperar que esta versión guarde la esencia de lo que popularizó a la versión de Lyne, pero falla en recrearlo y lo que si intenta imitar no lo hace de buena forma. Si se considera como una película que nada tiene que ver con la original, tampoco hace un buen trabajo. La elaboración de la trama se siente como diferentes historias unidas sin mucha coherencia y aunque el elenco hace un buen trabajo, muchos de los personajes no tienen relevancia más allá de mover la trama de un lugar a otro, haciendo imposible que te importe lo que pasa con ellos. Más que lograr ser complicada y sorpresiva, termina siendo incoherente y olvidable.




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